Tenemos el deber ineludible de recuperar todo aquello que fuimos

Generalmente, se asocia a las campañas políticas con una zona de promesas. Pero nosotros no venimos a prometer nada, porque venimos a hablar de algo concreto, que ya lo vimos y lo vivimos. Por eso estoy en este espacio de Unión por la Patria, porque tenemos, más que la necesidad, el deber ineludible de recuperar todo aquello que fuimos.

En mi caso voy a puntualizar en el ámbito de la Cultura, porque es lo que he vivido más de cerca. Pensemos en las calles de nuestra ciudad hasta 2015. Había, mínimo, dos carteleras de diferentes ofertas culturales por esquina. Repasemos las calles en los últimos meses, los últimos años. NO HAY ABSOLUTAMENTE NADA.

Pasamos de tener un Carnaval que era la fiesta principal de la provincia de Buenos Aires, a haberlo perdido por dos años, porque un año podemos aceptar que por la Pandemia quedó anulado, pero el siguiente fue una decisión meramente personal del Intendente Salvador Serenal. 

Todo comenzó cuando intentaron privatizar el Ateneo Cultural, un símbolo del teatro popular. Yo mismo participé de una reunión junto a varios teatreros con la secretaria de Cultura, Marisa Serenal. Ella nos manifestó que “no iban a hacer populismo”. Si darle la oportunidad a todos, ya sea a los que tienen recursos como a los que no tienen, de ver una obra de teatro o un espectáculo musical es hacer populismo: ¡Qué viva el populismo! Porque yo quiero una sociedad donde cualquier pibe de barrio sepa tocar un instrumento o pueda apreciar un show de nivel internacional.

Tengo muchísimos amigos músicos que tienen que rebuscárselas para poder tocar, porque no se generan espacios. Teniendo el aparato del Estado NO SE GENERAN ESPACIOS. Porque no basta con que armen un escenario de espaldas al Carnaval una vez al año, no basta con darle migajas durante un banquete, los trabajadores y trabajadoras culturales tienen que comer los 365 días del año. Antes, cada domingo, estaban los Patios Culturales donde una banda distinta tenía la posibilidad de mostrar su arte, conjuntamente con distintas propuestas para los más chicos.

Sin ir más lejos, la Casa de la Cultura hacia el Bicentenario era la sala ideal para Lincoln, porque contaba con casi 300 banquetas donde además había otro espacio compartido para exhibiciones de arte. En 8 años de estar ocupando sillas no pudieron finalizar una obra que estaba al 80%. Hasta intentaron llevar el Concejo Deliberante a ese lugar con tal de no potenciar a los artistas locales.

Se han encargado de destruir la cultura linqueña. ¿Por qué? Porque quieren una sociedad triste, malhumorada. Porque en una sociedad malhumorada prende mucho más fácil el discurso del odio. Basta con revisar cada nota que brindan Serenal y sus “funcionales” para ver que sólo se dedican a hablar de la Gestión anterior ¡Loco, pasaron 8 años ya! 

Si hay algo que es innegable es que tanto el que lo tiene en el “altar de los ídolos” como el mayor defenestrador de Jorge Fernández, tiene, al menos, un recuerdo feliz entre 2003 y 20015 ya sea de un Carnaval, de una Fiesta Aniversario, de un festejo popular. ¿Por qué resignarnos a tener un Lincoln gris?